Respiración

Todo lo que podría haber hecho y no hice.
Pienso en todas esas cosas mientras miro
el drama que me cuenta el uruguaycito.
Encima tengo que andar explicando por qué
le escribo cosas a una porción de agua.
Entonces sostengo que si bien los paisajes
cambian, veo que otras personas comprueban
que las tragedias se van más rápido
con el río abajo.

Cosas pendientes

Trini:
algún día, quién sabe,
llegaremos a Gualeguay
sólo para hacer dos cosas pendientes:
ir a la antigua casa de Lela, y pararnos
en frente, no abrazados, quizás sí de la mano,
y vamos a recordar todos los juegos
dentro de esa irrepetible casona vieja.
Luego nos iríamos a calle Monte Caseros,
ahí a la vuelta, y otra vez lo mismo:
los días que cuidamos de Lelita,
tus risas, las caminatas por las calles;
nuetras narices y manos pegadas a las vidrieras
deseando esos juguetes inalcanzables.

Ciudad vieja

Vas atravesando parte de la ciudad vieja
y lo ves allí al tipo vendiendo
discos de vinilo,
los número uno de las revistas Marcha y Crisis
y algunos libritos inconseguibles.
Mirándolo bien,
ese genio, cigarro en boca, es igualito a Eduardo Mateo.
Luego te ilusionas con ver a Marosa,
a Felisberto y Onetti.

Pero no va a poder ser. No esta vez.

"No hay dos tapas iguales"



(Foto: Lucho Ganga)

Uruguayita




Uruguayita (romancerito)
Eloísa Cartonera, 2009.
Aristóbulo del Valle 666.
República de La Boca.

(Fotos: Marcela Ordiz)

Veranos

Lunes 6 AM. Afuera, lluvia super suave:
mi hermana más grande golpea la puerta de casa
(supe que era ella cuando abrí y la vi
parada, paragua en mano)
Como si fuera una radio con corazón,
me da la necrológica
que involucra a la abuela Lela.
Ahí nomás, me acordé cuando nos llevaba
a comprar golosinas al almacén de la esquina,
allá en Gualeguay,
durante los veranos de la convertibilidad.
El otro día soñé que
jugaba al fóbal con Michel Platiní;
ese francés puro glamur y alta estética.

Casi antes de intercambiar palabras
con mi amigo Plablito,
él ya me había comparado con el Gran Michel.

Fue el mejor elogio del mundo
para alguien futbolero. Todos
esperamos ser un jugador francés.

Porque son los mejores junto con los brasileños.

Borde plateado

No te voy a admitir
que el borde plateado
de la nube gris de la noche
se parece al ánimo con que
te movés al caminar.
Nunca lo voy a confesar ante vos.

Tampoco te voy a decir
que sos como un talibán con cien rehenes
a punto de estallar en pedazos
en nombre de Alá y de Oriente.

Planes

La piba se despide
como si esa misma noche
tuviera planeado intentar suicidarse.
Digo planeado, digo intentar, porque sospecho,
tan fácil no debe ser
autoeliminarse.

Al otro día yendo por la plaza
me la crucé y comprobé: "otra vez
no pudo".

El violento acto de contar

Estoy en mi casa
mirando el partido entre Barcelona
y Real de Madrid. Tengo puesto
el shorcito trucho rojo sangre naik.

Afuera, acá en Paraná, hay una tormenta
que dan ganas de escribir tus obras completas
mientras dure el hecho natural.

Estruendos, cielo plateado,
olor a agua. Así son las ciudades acosadas
por el río, pienso, te contagian el violento
acto de contar.

Esto es la paz



[Foto de Diego Fainstein. La Paz. 2009. Copyleft]
En el cementerio de la ciudad
hay espectros fantasmales.
Cámaras fotográficas digitales
capturan las figuras transparentes
y las sombras en movimiento.
Eso demuestra que Poe no tenía imaginación.

Una hipótesis

Escucho en la radio una hipótesis
antropológica: ningún hombre resiste
más de siete segundos la mirada de una mujer.

Entonces me pregunto cuándo fue
que nunca más supimos sostener esos ojos,
siempre latentes,
aún bajo la negrura de las estrellas.

Años enanos

Literalmente,
los rayos, los relámpagos,
esas luces azul eléctrico del fondo
te pintan los pelos.

Y ahora que pienso, mientras te miro a contraluz,
en los temporales de agua y viento,
allá en los noventa,
corríamos descalzos
por el barrio,
con la única preocupación posible
en los años enanos:
¿cuándo volveré a ver a mamá?

Animales

Los animales de tu poesía
vinieron rabiosos a mi sitio
a arrancarme de la noche.

No supe si luchar contra sus destrezas
o mostrarles una foto tuya
para calmar la sed que poseían.

Finalmente me durmieron,
y ahora huelo, inconsciente,
el perfume de tu sombra.

Veneno

El veneno
del último
verso
es lo que mata.

Te pregunté

Lo que quería decirte ese día
en la facu, mientras mirábamos las pelis.
Eso era. Pero no me animé y sólo
te pregunté si conocías el nombre
del tema de fondo.
Es una obviedad,
tu certeza siempre me abruma.

Sobre la literatura

"Ese es el golpe que necesita un lector para quedar inmovilizado. Un buen patadón en los huevos que le quite el aliento y lo paralice. Ahí tenés, escapate ahora, dejá el libro y abandoname si podés".

[Palabras iniciales de Roberto Fontanarrosa]

Cucaracha

Un día
el jóven Franz
despertó del infinito
convertido en horrible cucaracha.

Ser un bicharraco
semejante
le otorgó dignidad
para morirse de este mundo.

Tormentita de haikus

¿de qué planeta
viniste? barrilete
cósmico/ ¡dios!

***

tras de ti marcho
con fuego de tu sombra
hoy me enciendo

***

presos de guerra
rezan la liberación
bombas estallan

***

¿revoluciones?
aves traman sedición
desde temprano

***

samba de brasil
con plena furia quiebras
cuerpos en trance

***

en el centro de
la tormenta quiero
estar contigo

Fragmento del romancero pop Uruguayita





IV
Parece un toro nadando.
El motor no para nunca.
Cientos de argentinos y uruguayos
van de aquí pa llá
todos los días del año,
salvo en los crepúsculos
de navidad, año nuevo
y el día del trabajador.
O sea: justo cuando
me paseo por Concordia
esas fechas fiesteras,
justito ahí, se me vienen
las ganas locas de besar
a mi damita en tierras del viejo Onetti.
Pero no se puede.
Los comandantes panzones del barquito
están tirados borrachos
e inconscientes de tristeza
o de felicidad según se lo mire
de éste o aquél lado de la frontera
acuática.

Un plan

Tengo planeado
pulverizar una rosa
de tanto mirarla.
Esta noche nos vas a poder
dormir
temiendo ¿o queriendo?
ser esa flor,
que será atravesada
por el ardor
de mis ojos

Rayos

De los bordes de tu vestido
salen pájaros rojos y negros.
Ellos se estrellas con los rayos
de mi mirada y se van para siempre.

Luna

Quién pudiera traerte
a mi río,
lunita de mar del plata.

Si sólo pensás en el viento,
las ramas de tus deseos
llegarán al barquito
de la libertad.

El camino del río

Un poema escrito en las márgenes de un diario.
El pésimo tarareo de una melodía conocida.
Las vías y el tren de nuestras miradas
en una clase de la facultad.
La promesa de un viaje imposible.
Las lágrimas por un golpe bajo
en una peli.
El juego de cosquillas, nuestras risas.
Eso era el amor: el caminito del río,
el agua besando tus pies.
Y una mañana violenta de luz
despertamos hechos dos pajaritos.
Yo no quería seguir haciendo de humano,
aunque prefería que vos sigas siendo
la mujer letal y precisa que eras,
para olerte, sobre todas las cosas.
Después de todo yo sería una animalito
irracional,
seguro nunca me expulsarías.
Pero no. Somos los dos bichos con alas
más típicos del mundo.
Y eso tiene sus ventajas.

Dos guiones para dos relatos

Historia 1

Estás en un encuentro de literatura
en Santa Fe ciudad.
Lo ves a Fogwill que entra y sale de las conferencias.
Va y viene. Te imaginás que sale a fumar.
Después el loco explica su estado de salud:
al parecer un spray que aspira lo hace mear
cada media hora. Todos ríen; incluso los docentes caretas
de la UNL.
Luego lo ves a Fogwill parado
con su mochila
y te viene a tus adentros íntimos
una aventura policíaca.
Se te ocurre la idea de secuestrarlo al viejo escritor.
Un comando especial
lo rapta y lo obliga a escribir poemas
que serán vendidos a las grandes editoriales.
El viejo de ojos celestes y bigotes blancos
se les muere, en pleno cautiverio, haciendo la suya: creando.

Historia 2

Quizás esta ya te la contaron.
Estás leyendo un libro nuevo,
de un escritor que no tenías en tus registros.
Sabés que el poeta en cuestión
es de una provincia bien lejos de la tuya.
Entonces, lees, lees, lees
y de pronto ¡zácate!
Aparece tu nombre en los versos,
tu ciudad, parte de ti historia,
quiénes son tus amigos.
Vos no creés lo que sucede.
Sos el protagonista de un poema
y nadie te dará pistas acerca de cómo
el escritor conoce tu vida.

En bici

Montado en su bici playera, el mismísimo pizzero
hace el reparto bajo los rayos de la luna.
Con su delantal de tiras diagonales rojas y blancas,
el maestro cocinero escala la empinada callecita de Paraná.
Por lo visto, muy lejos no irá.
Todo sucede como si nada.
Alguien comerá de los manjares de su mano.
90 minutos.
El juez cobra penal,
entonces comienza la batalla.
Los nenes de 15 años se agarran a trompadas.
Se pegan, se dan por los rostros, un poco se acarician.
Se rasguñan.
Nadie los puede parar.
Son pibes de River y de Boca jugando por jugar.
Patadas voladoras, entra el único cana
del estadio sin plateas ni populares.
Los familiares desesperan. Gritan.
La cámara de teve registra todo. De a poco
se separan. Todo concluye.
Los árbitros del match discuten, intercambian,
hablan, y deciden: todos afuera del campo de juego.
Hecho inédito.
Sólo dos quedan: el arquero bostero, el delantero gallina.
Nadie más que ellos dos.
La autoridad pita, carrera veloz, uno, dos, tres pasos;
ahí está, tira y es gol.
El pibito grita, se saca la casaca.
Festeja sólo.
Felicidad para unos;
tristeza para otros;
honor para ellos;
infamia para los otros.

Luthier

<<¿Cuándo se acaba lo que no tiene meta?>>
[Juan Villoro]

De camino por calle San Martín
me choco con el jujeño.
El juje anda con su bici de aquí para allá;
lleva al hombro su guitarra criolla
y un cavaquinho reparado.
El juje es luthier.
Quiero decir: te arranca los sonidos.
Jujeño mira el libro de mi mano
y pregunta.
Es Villoro, un mexicano, le cuento.
Le di varios apuntes de la trama,
aunque faltó un detalle:
su protagonista busca las pisadas
de un poeta memorable.

Fantástico fútbol

Sé de mi parecido con
el sueco Zlatan Ibraimovich.
Tacos, caños, pisadas, sombreros,
cabezazos, bicicletas, calesitas y rabonas.
Ese nene baila como nadie lo hace.
Poco me importa lo abyecto
del maravilloso fútbol.

Casacas de fóbal

Compradas en once
y revendidas en Paraná,
las casacas de fóbal
van apareciendo
en los cuerpos de los vagos.
Por acá la del Valencia,
por allá la de Roma
y ahora la de Croacia.
Falta alguna del Barsa
y estamos listos.

Mujer policía

Fue la mujer policía más bonita
que vi en mi vida.
A pesar de sus ropas, oscuros atuendos,
ella estaba tentadora.
Su pose de leona en celos
atrapaba al más despistado de los hombres.
Y lo más glorioso de todo:
¡No llevaba arma!
Una policía pacífica y sensual.

Uruguayita. Romancero pop [Fragmento]

I
Así que el famoso Juanele
es el rey del poema-río.
Eso dicen al menos
las malas lenguas.
Entonces ahora leerán
al príncipe del poema-río Uruguay.
Si don Laurentino contó
las mil y una historias del Paraná,
quien te escribe estos versos,
bella dama, apuesto caballero,
te llevará por las cristalinas
aguas yoruguas.
Ay celeste cauce
celeste cielo
costa celeste.
Qué lindo es escribirte
mientras sabés que tu chichi amada
espera una lluvia de tí.

(continuará)

Dedicatorias

(a Mariano)

Uno.
Hace algunos años, no sé bien, escribí una nota de fútbol sobre Enzo Francescoli. De pequeño, con afectó, admiré las artes del jugador uruguayo y mucho lloré por él. Ahora, de grande, sólo quedan los recuerdos: cómo lo soñé, cuánto lo busqué en mis fantasías, por qué escarbé mi imaginación para recrear sus goles y miradas.

Dos.
La nota periodística iba a ser publicada en una revista de Santa Fe. Con cariño y estima escribí cada palabra, cada oración, todos los párrafos. La idea de redactar notas para un periódico de tirada mensual era, sobre todas las cosas, una tarea hermosa. Más allá de estar de acuerdo -o no- con los contenidos de la publicación, sus formas, ideas y modos, la misión me entusiasmaba, alteraba los días y predisponía mi subjetividad pasionalmente para entender las rarezas del fútbol.

Tres.
Si voy más allá de todo, ahora me estoy creyendo la idea que los textos escritos no tenían otro objetivo que seguir conquistando a la mujer bañada del sol moreno. Algo de rédito me devolvieron esos escritos de prensa y de poesía, si recuerdo los cariños dados por ella.

Cuatro.
Hasta el día en cuestión, los envíos de cada nota no sufrían acontecimientos extraordinarios (salvo algunas repercusiones: lecturas en radios, en escuelas, en facultades, impresiones caseras de algún escritor admirado por mi ilusión).

Cinco.
El hecho puntual me dio tristeza sobre cualquier posibilidad de ira, rabia y ganas de insultar. El editor del periódico, cuyo nombre (ni del editor ni del periódico) mencionaré aquí, suprimió con poca finura la dedicatoria escrita por mí.
—En la revista no ponemos dedicatorias –me comunicó, con poco amor, el dueño del periódico.

Seis.
¿Cómo? ¿Por qué? ¿En qué planeta está el altruismo que profesas? ¿Qué nombre tiene tu solidaridad? ¿Qué rostro cobra tu fraternidad?

Siete.
La dedicatoria del texto estaba dirigida a mi hermanito del alma Mariano. Con él aprendimos a ser muchos al mismo tiempo. El fútbol nos enseño, a los dos, todo aquello que la vida puede engendrar. Con el juego de la pelota supimos parir gestos de hermanos sin tener la misma madre. Nos enteramos de los olores del pasto y la dureza de la tierra. Los goles nos acercaron al sol y a las estrellas y nos hizo nacer, y luego volar.

De eso se trata

Hace dos días
soñé con una mujer que no conozco.
Ayer también se me apareció
otra que nunca vi.
Creo, antes, eso no me había sucedido.
No sé qué carajo es el amor
ni qué mierda es la maldita poesía.

Todos los escritores

Soy un pelotudo, a diario -por ahora- leo estos sujetos, vivos y muertos:
Sergio Bizzio, Truman Capote, Juan Gelman, Washington Cucurto, Rodolfo Fogwill, Juan Villoro, Ambrose Bierce, Carlos Fuentes, Dani Umpi.

Dudas

Cuando estoy malo,
los vientos finos
aceleran las noches
de sueño
y me paran frente
a una morocha.
Ella me hace dudar de la poesía.
¿Dónde está?
¿En los ojos hondos?
¿En los pelos de sombra?

Potrero concordiense

Dos cuartetos octosílabos pop

Mi tiki urugayita
da su veredicto letal:
"no iré contigo a tu ciudad"
y clava el cuchillo feroz.

Una tristeza me atrapa,
no sabe lo que yo busco.
Necesito ver el río
y las penas malas tirar.

Cuatro textitos de Cucu para vos

"Versos sueltos, la literatura, el amor y el mundo no valen más que unos cuantos versos sueltos sin los cuales no podríamos vivir".

"La literatura no tiene clásicos, porque la literatura es un terreno en el cual no hay leyes ni nada está fijo o es lo que es, la nada abosluta en este mundo capitalista".

"En el terreno de la literatura no hay trampas y la letra brilla por sí sola, si tenemos la suerte de que brille. Vos brillás seguro; ahora, que brille esto, ya es otra cosa".

"Yo soy el que va contando, que para qué mierda creen que me siento a escribir esto si no es para atreverme a vivir, a ser mejor, a solatar mis emociones, a burlarme un poco del sarcoma, para que mi fantasía se imponga sobre la realidad, que la fantasía de adentro transformará la realida, la fantasía que todos llevamos adentro y que se llama amor y pasión y locura. La literatura y la música son el mundo de la fantasía de adentro, porque alguien la compuso, alguien la escribió con su fantasía, con su vida y su sangre, y nos las regaló para que la escuchemos o leamos".

(W. Cucurto, en El Curandero del Amor, Emecé 2006)

Lela

¿Te acordás pibe
cuando íbamos al pueblo
del Jota Laurentino Ortiz?
Hacé fuerza
y reviví los años de oro
de la abuela Lela.
Ella nos compraba de todo
y de todo un poco rezongaba.
Mil rabietas le venían a la cabeza
con los cuentos
de la rompe pelotas de su amiga Enriqueta.
Dora nos compraba de todo
y de todo un poco rezongaba.
La ira de Dorila se prendía fuego
con las apariciones noventosas
del diablo patilludo.
¿Dónde estás Lelita?
¿Dónde?

Princesa morocha

Cualquiera diría
que estoy acá sentado
en la plaza
mirando chichis paranaenses.
En realidad estoy esperando
a mi princesa de Concordia
pa leerle unos poemas
escritos pensando en ella.

Ciudad de Pequín, China, 2008: La revolución digital.

Corren los atletas en las pantallas de la televisión; por las cámaras ultrarápidas juegan al fútbol las selecciones de Brasil y Argentina; en los aparatos de audio digitales se sienten los gritos de los lanzadores de discos y los saltadores con garrocha. Milimétricas lentes fotográficas definen los ganadores de las pruebas de 100 metros y potentes cámaras de fotos retratan los detalles de los bailarines en perfectas danzas. En las profundidades de las piletas se encuentras los ojos acuáticos para capturar las brazadas de los nadadores en busca de nuevas marcas mundiales y olímpicas. Por los celulares se exhiben las nuevas estrellas deportivas y por internet se actualizan los resultados mientras la fiesta de los cuerpos ocurre en la pantalla y en las mentes de los sujetos, como dice el mexicano Juan Villoro.

Te gusta la poesía

en la servilleta
de un bar céntrico
te grabo estas líneas
chichi careta
porque te gusta la poesía
y no te animás
a gritarlo al mundo
porque te gusta la poesía
yo lo sé

Cucu

Con la birome que usó Cucurto
para firmarme un libro,
escribo ahora este poema.
A duras penas lo estoy logrando,
se está terminando la tinta.
Con Cucu charlamos aquel
verano atolondrado
a pasitos del Paraná.
El nos contó los libros
que estaba leyendo
y yo le recordé de un mail
escrito por mi para él un día de tristeza.
Ahí Cucurtín me apretó el hombro y la espalda
con ternura y me miró
con sus ojos de niño descubridor.
Sí, ya sé lo que están pensando,
ya me lo han dicho:
-Cucurto ya fue.
Pero para mí la poesía no es una moda.
Un poema te abriga los huesos
en medio del abismo.

Fulbito

Viejas maléfica.
¡Cuántas pelotas nos chorearon!
Eramos unos tiernos vaguitos,
sólo queríamos jugar al fulbito.
Doña Marta, señora Maruca
son los nombres del horror.
Vivan los partiditos del barrio Sur,
abajo la tiranía de las chusmas siniestras.

Escritores mexicanos

Oye güey,
qué onda con los escritores mexicanos.
Si quieres,
lee los poemas de Octavio Paz.
Si lo logras,
entra a la brevedad de Juancito Rulfo.
Si te animas,
vuela con las tramas de Carlos Fuentes.
Si puedes,
desvélate con la pasión de Juan Villoro.
Y entonces nunca te arrepentirás
de haber entrado al paraíso
de las letras cantadas.
En la penumbra extrema
el vigía de un edificio por crecer
ora los versos
de un salmo letal.
Entonces llegó el día.
La poesía te hizo dormir
y luego nacer.
A la noche morir
y vuelta a nacer.

Sombras

No vivo de la poesía.
Quiero decir: no recibo dinero
por publicar versos.

Sólo escribo palabras
a la mujer de sombras
que en la noche
danza sobre las nubes
de la luna.

Historia de un partido de fútbol en párrafos de 3, 4, 5 y 6 versos respectivamente

¡Maldición! Yo sabía:
cuando los vi, dije:
“chau, esta tarde ganan”.

Eran los jugadores
del Lobo de Concepción
que iban en colectivo,
todos, súper relajados.

Algunos me miraron
a los ojos.
Casi les bajé el pulgar
como diciendo
“hoy pierden”.

Pero no me animé
y los jugadores
de patrón
se comieron dos pepas
por culpa
mía.

Libros míos

Una vez vi a Eduardo Galeano
andando en bicicleta
por una callecita de Paraná.
Que yo sepa, era el Pasaje Baucis.
Eduardo iba con un bolsito
lleno de libros míos,
que descubrí al ver
mis propios señaladores.
Cuando don Galeano
se alistaba para frenar
y saludar,
alguien me despertó,
alguien me dijo:
—Guarda pelotudo,
que lo vas a hacer chocar.

Oda y elegía en dos décimas de versos alejandrinos al magnífico Ambrose Birce

Primer acto: Oda: Nacimiento y transformación.

Desde aquí te canto querido Amborse Bierce;
desde lejanos tiempos y muy distantes tierras.
Implorando a gritos por la aparición de tus obras:
cuentos, relatos, narraciones e historias,
poemas, fábulas y diccionarios malditos
me guían por los caminos de este mundo
y me cuentan los secretos mágicos del hombre.
Pensándolo bien, no podías haber sido
otra cosa que un artista genio y maldito
con un padre llamado Marcus Aurelius.


Segundo acto: elegía: Misteriosa desaparición.

Por tierras mexicanas escribiste tu última
historia de misterios y espantos y sorpresas.
Así fue como dejaste las tierras del norte:
apenas una carta de despedida, apenas
un par de libros en tu bolso, esperanzas de
saber que “morir por una bala en medio de la
sedición de tropas revolucionarias es una
muerte más digna que caer por las escaleras”.
Misteriosa desaparición: todo aquel que
buscó sobre ti, trágicamente del mundo huyó.

Dolor

Yo no sabía
que el desprecio
el desdén y
la injusticia
causaban
tanto dolor.

Yo no sabía
que el desprecio
el desdén y
la injusticia
secaban ríos,
oscurecían soles,
apagaban estrellas
y quebraban piedras.

Yo no sabía.
Necesito un abrazo y un poema, necesito una canción y un beso, necesito palabras, necesito una caricia en mi mano que te escribe, necesito un cuento y una novela, necesito tu mirada y los ojos con que lo haces, necesito tu música y necesito los versos de un poeta anónimo, necesito goles y necesito una película de esperanzas, necesito una pintura y un coro que cante en un teatro, necesito tu movimiento y necesito reir y necesito llorar, necesito la tristeza de un amigo y la alegría de su llegada. Necesito el río Uruguay y las montañas de Mendoza. Necesito mis amigos de Brasil y necesito las calles de Montevideo. Necesito tu amor y necesito una revolución: necesito volar.

angustia

nunca en mis días
sentí tanta angustia
como esa noche

CONSUELO (consolation) / Ambrose Bierce (1842-1914)


De poco servirá echarse a lamentar
que a Eva el reptil ha podido tentar.
Sécate los ojos, mejor, muchacho valiente,
y mata con una estaca una serpiente.

Pero si, como imagino, lo tuyo es filosofar,
piensa por un momento que, tal vez,
si el astuto bribón sobre las ramas
no la hubiera tentado a ella, ella lo hubiera tentado a él.

[Traducción: Luis Ganga]

Viento

han pasado muchos
días
y no logro respirar
con intensidad
¿dónde están las
palabras
que me devuelvan
el aire perdido?
-No pienses en nada,
piensa en el viento
-me dijo Truman Capote
una noche.

Volar

Aún estás a tiempo muchacha
de perderte en los montes
de tus propias palabras
subir a la cima
y volar

Fútbol

Es deber del mundo saber
que jugar al fútbol
bajo lluvia de verano
es lo más parecido
a la revolución.

Los seres urbanos
inexpertos en el hecho
no podrán nunca
cambiar el estado
de las cosas.

Chicas

Por las calles andan
los carritos tirados por caballos
con sus ocupantes
a bordo.

Unos esperan el
semáforo en verde;
otros chiflan, gritan
y cantan odas
a esas dos flores.

Flores
salidas de sus tierras
a conquistar pajaritos.

Poetas en un domingo de Paraná, luego de algunas hazañas y camino a futuras conquistas

Allí van, allí marchan los poetas
de las fantasías urbanas. Son apenas tres:
el joven Heer, el supremo Durand
y el maestro Juancito Desiderio.
Parecen un ejército libertador;
van remando las siestas vacías de Paraná.
Como inmensas montañas me enfrentan,
me interrogan, me tientan, me saludan
y se marchan y se escapan y desaparecen.
Antes, los guío en su travesía.
Sus espectros se esconden tras el horizonte.
Si los he visto, no recuerdo.

Chica beatle

ella canta una canción
creo que es de los beatles
últimamente escucha
a los pibes de liberpool
y también oye temas
de chico buarque
a ella se la ve contenta
yo creo que es porque
todas las mañanas
me levanto a su lado

Fantasías

En las profundidas de la tierra uruguaya vivió 11 años Mauricio Rosencof, el poeta de las fantasías y de los espantos humanos. Una década en celdas de dos metros sumergidas en la profundidades de las cárceles.
Rosencof se la pasó recordando historias viejas, cuentos de amor, canciones de esperanzas. Imaginando poemas.
Junto al Ñato Fernández Huidobro, don Mauricio inventó una forma de comunicación mediante golpes en la pared. Un golpecito, dos, tres. La primera palabra que se dijeron fue "felicidades", cuando nacía un nuevo año, allá por los años setentistas de dictadura en el Uruguauy.
Mediante golpes, se contaron las historias de sus vidas, confesaron amores y tramaron revoluciones.
Nunca antes nadie había mostrado tanto amor propio. Ante los abismos de la muerte, aparecían los recuerdos que daban un poco más de vida.
Fundación de las palabras: Don Rosencof escribió la historia de amor La Margarita en hojas para cigarrillos que salían al exterior en las ropas que iba a ser lavadas por familiares de los presos:

-Bajó sus pétalos mi Margarita...
y deje en sus labios un beso aún latente...

Los versos fueron escritos con la punta de una birome que Mauricio intercambió por cartas de amor, escritas por él, a pedido de los guardias de la cárcel.

-La fantasía forma parte de la realidad. Un individuo sin fantasía es una vaca -comprobó ya en años de libertad.

Los sonetos de Ricardo W. Viera

A continuación, reproducimos un soneto de Ricardo W. Viera, el poeta maldito de las noches de Montevideo.


chica de concordia en el lago te ví
tus perfectas flores me atraparon
tus potentes labios me deslumbraron
aunque te fuiste igual te perseguí
entre las tibias aguas te metiste
y contigo bañaste tus bellezas
esas dos que se mueven bien inmenzas
y con tu mirada algo me dijiste
al salir con un ojo me guiñaste
entonces te imaginé en un fuego
rodeada toda entera por mi ego
al principio pensé que me mentiste
mas no fue así por la noche llegaste
a mi sueño viniste y allí te quedaste

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